Lluvia de goles

*Por Sebastián González Pardo "Hay quienes dicen que las finales no se juegan, sino que se ganan; y yo me pregunto cómo se ganan sin jugar". La frase es reciente y la sentenció Pep Guardiola, técnico del mejor equipo del mundo en la actualidad: el Barcelona.
JOGO empezó a tener en claro que cada partido es una final de aquí en adelante, y está jugando con la pasión que la situación requiere. Pero no es menos importante que está encontrando una línea de juego, y saber la forma de hacerlo es vital para alcanzar el objetivo.
En un sábado frio y lluvioso visitó a Longchamps Rojo con la obligación de ganar, dado lo que reflejaba la tabla para uno y otro. Y si bien el arranque fue bueno con terreno y pelota manejado por nosotros, poco duró la paciencia y nos fuimos apartando del libreto impuesto por el DT. Allí se vió la peor versión del JOGO en la tarde, cuando el equipo se desordenó, apuró el traslado en una cancha que pedía precisión y, lo que es peor, aceptó el juego "hablado" que proponía el local. Por suerte y a poco de concluir la primera etapa, se retomó el control de las acciones, para cerrar de la mejor manera: fortuito gol de Lucho y expulsión por doble amarilla de un rival.
El complemento nos vio más aplomados y generando muchas opciones de gol producto de la buena distribución de pelota. Se fallaba una y otra vez frente al arco adversario, hasta que Nacho, tras pase de Caña rompió el maleficio. De allí al final el rival bajó los brazos y JOGO cerró la cuenta en 4 con goles de Ale de penal (por infracción a Santi) y Caña.
El domingo en cancha de El Lauquen es la próxima final. Nos tenemos que proponer seguir creciendo, aprender de memoria cuál es el juego que nos da mejores resultados, ése que nos pide el técnico. Ese juego de solidez, de marca firme y concentrada, de dinámica y muchos pases, de cambio de ritmo y explosión. Porque tenemos que ganar esta final y, como bien dice Guardiola, el camino más sencillo para eso es jugar nuestro mejor fútbol.