Reflexión...

El domingo a la tarde, gris domingo por la tarde, por el clima y nuestro resultado, fue una invitación a reflexionar, a pensar este 0 a 0 con Daromy... Y sentí culpa, me sentí culpable por la parte que me tocó protagonizar en lo que fue un retroceso del equipo... Cuando estábamos en Atlántida, nos costó años darnos cuenta de que no era la liga la que tenía que cambiar, sino nosotros. Ese proceso nos llevó a concluir en que, o aceptábamos las cosas tal cual eran, o tomábamos otro camino, con otras condiciones más parecidas a las que anhelábamos. Esa madurez que tanto costó alcanzar se diluyó el otro día. Y así, volvimos a querer que las cosas cambien en vez de adaptarnos nosotros: nos molestó la cancha, el rival, el árbitro, el de seguridad... Y en vez de procesar esas dificultades con inteligencia y determinar la manera de superarlas, nos quedamos en el fango de la discusión, de querer que sean tal como nosotros pretendíamos. Y así, obvia conclusión, se nos fue en un 0-0 que nos suena a poco un partido que parecía ganable. Otra vez volvimos a ser nosotros nuestros peores enemigos. Y eso, inevitablemente, conduce a la confusión: jugamos mal, tuvimos desatenciones que casi nos cuestan la derrota, generamos poco... Son dos partidos de visitante y el balance es llamativo: ningún gol a favor y dos expulsados... Y terminar con Mati con roja es algo que nos tiene que invitar a la reflexión: si nuestro jugador más talentoso es expulsado por juego brusco, algo estamos haciendo mal todos nosotros. El último pensamiento es el siguiente: ¿alguien disfrutó algo de lo que vivimos el otro día? La respuesta creo que en todos los casos sería un rotundo "no". Y lo más interesante es que generar las condiciones para haber vivido una mañana para el recuerdo estaba nada más y nada menos que en nuestras manos...
Car